Con 3200 metros cuadrados de superficie, una vez más se romperá el Record Guiness. Aunque a mi parecer la mejor de todas fué la primera, ya que se podía caminar por la noche (cuando estaba cerrada) y solo te separaba del hielo una barda adornada con pinos navideños. Ahora se tienen área de juegos con nieve, motonetas y toboganes, además de enormes andamios (no tanto como el año pasado) con asientos para los asistentes.
Incluso con una multitud de visitantes, es increíblemente atractivo (sobre todo por la noche) y se respira un aire navideño incomparable, con familias enteras y turistas nacionales y del extranjero disfrutando esta atracción de fin de año, en el corazón de la Ciudad de México. Yo ya estuve ahí (solo de pasada) y dan ganas de quedarse, al menos a ver un rato, tomar fotos del árbol navideño de 50 metros de altura y pasear toda la noche por el Centro histórico. Como diría una amiga: Hayquir!
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